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25oct2016
Laocoonte y sus hijos.
© arte.laguia2000
Esta escultura griega pertenece al período
Helenístico (aquellas obras posteriores al siglo IV a. C. en adelante, hasta la invasión romana). Se atribuye a los
escultores Agesandro, Atenodoro y
Polídoro, todos pertenecientes a la escuela de Rodas.
Se
trata de un conjunto escultórico de 2,42 metros de altura sin tener en cuenta
la crepis sobre la que se eleva.
Representa
el momento en el que el sacerdote Laocoonte, quien propuso la creación del
caballo de Troya, está junto con sus dos
hijos siendo devorado por dos serpientes marinas.
En
este conjunto predomina el sufrimiento y dolor de sus personajes, pues están siendo
asfixiados por las serpientes. Transmite un total dramatismo, reflejado en los rostros,
en particular el del padre, ya que sus
facciones perfectamente apreciadas expresan un último intento de emitir un
grito de dolor. A pesar de que los
cuerpos están retorcidos, los escultores han trazado una diagonal
perfecta en el cuerpo de Laocoonte; quien refleja el movimiento de la espalda
cuando le muerde la serpiente, dando lugar a un gran realismo. Además dicho
realismo es gracias al control de los materiales.
Laocoonte, con un cuerpo mucho más robusto, ya no
sigue la línea de los cuerpos atléticos y fibrosos característicos del período
clásico. Sin embargo, al contrario que éste, sus dos hijos tienen un cuerpo
menos fibroso y musculado (pues debían ser muy jóvenes para presentar esa
anatomía). Todo esto se produce porque se está dando un cambio en la concepción
de la anatomía humana, aunque sigue habiendo un gran conocimiento de la misma.
Destaca la complejidad en cuanto al aire (espacios)
que hay en la obra, es decir, a los numerosos vanos entre las figuras.
Alejandra Miranda Marín
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